PRESENTACIÓN DEL GENOCIDIO
Auschwitz no es un sueño. Apenas hace una generación funcionaba, en el corazón de Europa, una industria destinada a suprimir pueblos ente ros. Los planes nazis preveían la exterminación, por lo menos, de unos treinta millones de seres humanos [1] . En primer lugar, once millones de judíos en la fase inicial de este programa. El 20 de enero de 1942, Reinhard Heydnch, brazo derecho deHimmler y ministro del interior, reunía en su despacho a los altos funcionarios del III Reich, para ponerles al corriente:
…De ahora en adelante, la emigración ha cedido su lugar a otra posibilidad de solución: la evacuación de los judíos hacia el Este, solución adoptada con el acuerdo del Führer.
Sin embargo, hay que considerar estas soluciones como meros paliativos, aunque a partir de ahora utilizaremos nuestras experiencias prácticas, tan indispensables para la solución final del problema judío.
La solución final del problema judío en Europa deberá aplicarse aproximadamente a once millones de personas (…).
En el marco de la solución final del problema, los judíos deben ser trasladados bajo fuerte escolta al Este, donde se les asignará una labor. Distribuidos en colonias de trabajo, los judíos no inválidos, hombres a un lado, mujeres a otro, serán conducidos a estos territorios para construir carreteras; no hay que decir que una gran parte de ellos se eliminará naturalmente por su deficiente estado físico.
El residuo que a fin de cuentas subsistirá -y que hay que considerar como la parte más resistente- deberá ser tratado en consecuencia. En efecto, la experiencia histórica ha demostrado que, una vez liberada, esta élite natural lleva, en germen, los elementos de un nuevo renacimiento judío.
Gracias a la generalización práctica de la solución final, Europa será barrida de Oeste a Este. Las dificultades de alojamiento y otras conside raciones de política social nos han inducido a empezar por el territorio del Reich, comprendido el protectorado de Bohemia y Moravia…
Auschwitz pasó a ser el núcleo principal de esta exterminación, que los nazis preferían designar, incluso entre ellos, con la expresión «solución fi nal». Así, pues, se añadió una nueva dimensión a la civilización tecnológica, hasta entonces dirigida, para el enriquecimiento de los hombres o el dominio de los Estados, hacia la explotación de los recursos vivos de todo orden y que, en este caso, por vez primera, fue puesta al servicio de la extinción de estos recursos con un ansia de destrucción convertida en un fin en sí misma. Desde este punto de vista, es importante ver claramente la diferencia entre Auschwitz y la otra gran amenaza apocalíptica nacida de la última guerra: la muerte de Hiroshima fue un medio despiadado para hacer capitular a un enemigo armado; los nazis, en cambio, sólo exterminaban a los pueblos previamente sometidos y desarmados.
¿Es necesario recordar, también, que Auschwitz no estaba reservado exclusivamente para los judíos? Los hornos crematorios acogían con gran liberalidad a todo el mundo, rusos, franceses o alemanes; si hubo de sigualdad ante la muerte, parece que fue debido más bien a razones técnicas o de oportunidad que a cuestiones de principio. De hecho, la mayo ría de los judíos eran asesinados en el mismo momento de su llegada a Auschwitz; los gitanos (cíngaros), en cambio, tuvieron un plazo de cerca de un año; la «esperanza de vida» de los detenidos de las demás naciones variaba según su procedencia: más débil para los prisioneros rusos, más fuerte para los deportados civiles poíacos o franceses y se situaba en un término medio en el caso de detenidos de origen alemán. En pocas palabras, tenemos aquí una imagen bastante fiel de la suerte asignada a los pueblos, tal y como la consideraban los grandes designios nazis para «la nueva Europa».
Los detenidos a los que no se mataba inmediatamente después de su llegada, trabajaban en las fábricas que la I.G. Farben, Krupp y otras firmas alemanas habían instalado en el propio territorio del campo. Esta circunstancia puede dar lugar a algunas dudas sobre la verdadera finalidad de Auschwitz: ¿no se trataba acaso de un núcleo importante del capitalismo de Estado nazi, en el que se eliminaba la mano de obra insuficientemente rentable? Desde la construcción de las pirámides, losgrandes trabajos devoraron siempre el desecho de los forzados y reclamaron su tributo de sufrimientos; pero en el caso del III Reich, los documentos de este trabajo lo demostrarán hasta la saciedad; el centro de gravedad del objetivo perseguido se encuentra desplazado, el trabajo forzado no fue más que un sucedáneo de las cámaras de gas, y la producción, un pretexto.
La propia historia de la puesta a punto de los métodos de genocidio ofrece, desde este punto de vista, unas indicaciones muy claras. El campo de Auschwitz no existía todavía cuando empezaron a experimentarse; los objetos de estas primeras experiencias no fueron los judíos, u otra «raza inferior», sino los encerrados en los manicomios alemanes, cuyas vidas eran indignas de continuar, según la ética hitleriana.
(Por muy diversas que hayan podido ser, según las épocas y las civilizaciones, las maneras de tratar la locura, el asesinato puro y simple constituía un procedimiento radicalmente nuevo, sin duda característico de una sociedad que ella misma se encaminaba hacia la demencia colectiva.) El «programa de eutanasia» fue promulgado por un decreto secreto de Hitler el 1º de septiembre de 1939, o sea, el mismo día de la declaración de la guerra. Bajo la égida de dos miembros de su gabinete personal, Ph. Bouhler y V. Brack, el comisario de policía Christian Wirth fue encargado de su realización.
El procedimiento al que recurrió fue la asfixia mediante óxido de car bono, en seis centros especiales que instaló en diferentes regiones de Alemania. Unas comisiones médicas de las que formaban parte eminentes psiquiatras del III Reich visitaban los manicomios y seleccionaban aquellos individuos que les parecían incurables; luego, los servicios de Wirth trasladaban las víctimas al centro de exterminación más próximo. Ese macabro trabajo se prosiguió en el mayor secreto entre finales de 1939 y el otoño de 1941; más de 100.000 alemanes fueron sacrificados de esta manera a los Dioses de la Raza. Los familiares de las víctimas eran puestos al corriente mediante cartas circulares avisándoles de la súbita muerte del enfermo debida a una neumonía o a un ataque cardíaco. Pero, a medida que aumentaba el número de víctimas, las sospechas de las familias iban en aumento y se transformaban en certidumbre; tuvieron lugar manifestaciones durante el traslado de los enfermos; la iglesia alemana de ambas confesiones, esta misma iglesia que caliaría ante las matanzas de judíos y eslavos, multiplicaba sus protestas públicas; para cortar de raíz una agitación popular que iba ampliándose, Hitier, en el otoño de 1941, hizo suspender el «programa», prometiéndose emprenderlo de nuevo a la terminación de las hostilidades. Wirth y su equipo fueron enviados al frente ruso en calidad de enfermeros [2] .
En esta época, el Führer del III Reich había ya concedido luz verde para la exterminación de los judíos.
¿Es necesario recordar el papel que el pueblo de la Biblia tenía en la mi tología hitleriana, como tormento de la raza nórdica y encarnación del Mal? El programa del partido nacionalsocialista exigía la eliminación de los judíos de la comunidad alemana; entre 1933 y 1939 fueron metódicamente maltratados, robados, forzados a emigrar; la decisión de matarlos hasta el último, data también del comienzo de la guerra. Las órdenes correspondientes eran dadas generalmente de forma verbal, por el conducto Hitler-Himmler-Heydrich-Eichmann. Heydrich, jefe de la policía SS, lo anunciaba en septiembre de 1939 a sus lugartenientes en los términos siguientes, un tanto esotéricos como lo fueron, a menudo, los documentos administrativos nazis:
El Jefe de la Policía de Seguridad
PP. (II) 288/39 secreto.
Berlín, a 21 de septiembre de 1939.
Carta urgente a todos los jefes de los Einsatzgruppen ( destacamentos de policía SS).
Objeto: la cuestión judía en los territorios ocupados.
Hago referencia a la sesión que ha tenido lugar hoy en Berlín para recordar, una vez más, que el conjunto de medidas proyectadas (es decir, el objetivo final) debe mantenerse rigurosamente en secreto.
Es necesario distinguir entre:
1.° el objetivo final (que necesita plazos bastante largos para realizarse), y
2° las etapas necesarias para alcanzar este objetivo (que deben llevarse a cabo en el plazo más corto posible).
Las medidas propuestas requieren una preparación de las más minuciosas, tanto desde el punto de vista técnico como económico.
No hay que decir que los objetivos a alcanzar no pueden ser fijados en todos sus detalles aquí en Berlín. Las sugestiones y líneas directrices tienen como fin alentar a los jefes de los Einsatzgruppen a estudiar y organizar sus planes…
La hora del «objetivo final» del que hablaba Heydrích sonó en el verano de 1941, cuando los ejércitos alemanes se lanzaron al asalto de la Unión Soviética. Los Einsatzgruppen operaban en la retaguardia; estos destacamentos de policía SS estaban encargados de fusilar a todos los «comísanos políticos» - o, dicho de otra manera, los miembros del partido comunista- y todos los judíos, hombres, mujeres y niños. Con ello, inmensas carnicerías ensangrentaron el suelo ruso; el número de víctimas, que no será jamás conocido con exactitud, se expresa, en todo caso, mediante un número de siete cifras. Pero se descubrió que el método de los fusilamientos presentaba ciertos inconvenientes: perpetrados a la vista de todo el mundo, asombraban y sublevaban a los soldados de los ejércitos regulares; los comandantes de los Einsatzgruppen, preocupa dos por el equilibrío men tal de sus subordinados, se quejaban también de los vivos sufrimientos que causaban a sus ejecutores, con perniciosas repercusiones para su sensibilidad… De todos modos, el método de los fusilamientos casi públicos era aplicado a sangre y fuego solamente en el casoruso. En otras partes, enla Europa dominada, los jefes nazis recurrieron a métodos más discretos. Las diñcultades con las que se enfrentaban aparecen en este documento:
El ministro del Reich
para los territorios ocupados del Este.
Berlín, a 25 de octubre de 1941.
Al comisario del Reich para los territorios del Este.
Objeto: solución de la cuestión judía.
Concerniente: a su informe del 4 de octubre sobre la solución de la cuestión judía.
Haciendo referencia a mi carta del 18 de octubre de 1941, le informo que Herr Brack, Oberdienstleiter de la cancillería del Führer, está de acuerdo en colaborar en la instalación de los barracones necesarios y de los aparatos de gas. Actualmente no disponemos de un número suficiente de aparatos; antes hay que construirlos. Brack estima que sería más fácil fabricar estos aparatos en el propio lugar de destino que en el Reich. Lo mejor sería que enviase su personal a Riga y, en particular, su químico, el Dr. Kallmeyer, quien se ocupará de todo lo necesario Brack señala que el procedimiento empleado no deja de presentar algún peligro, y que es conveniente tomar algunas medidas de precaución. Por ello, le ruego se dirija al Oberdienstleiter Brack, en la cancillería del Führer, a través de su jefe de policía SS; le rogará que nos envíe al químico Dr. Kallmeyer así como a otros colaboradores. Me permito señalarle que el Sturmbannführer Eichmann, encargado de los asuntos judíos en la Oficina central de la Policía del Reich, está de acuerdo. Nos ha hecho saber que están previstos campos para judíos en Riga y en Minsk, donde también podrán ser trasladados judíos alemanes. Actualmente se está evacuando.a estos últimos para enviarlos a Lodz, y a otros campos, de donde partirán hacia el Este y, si son aptos para trabajar, hacia campos de trabajo.
A juzgar por la situación actual, no existen escrúpulos para liquidar, según el método Brack, a los judíos incapaces para el trabajo. De esta manera, los incidentes, tales como los que han tenido lugar durante los fusilamientos de los judíos en Vilna -y estos fusilamientos eran públicos, según el informe que tengo en mi poder- no serán tolerados de ahora en adelante y ya no serán posibles. Por el contrario, los judíos aptos para el trabajo serán trasladados hacia el Este para ser asignados a un trabajo. Claro está, los hombres y las mujeres aptos para trabajar serán separados unos de otros.
Le ruego me informe de cualquier otro tipo de medidas llevadas a cabo.
Los «colaboradores de Herr Brack» a los que se refiere este documento, no eran otros que el comisario Wirth y su equipo. Llamados del frente ruso, fueron encargados, a finales de 1941, de instalar centros de exterminación en Polonia, en los cuales aplicaron a una escala infinitamente mayoría experíencia anteriormente adquirida en Alemania. De esta manera se crearon cuatro campos: Chelmno, Treblinka, Belzec y Sobibor, en los cuales, según las estimaciones más verosímiles, fueron asfixiados con óxido de carbono cerca de dos millones de judíos polacos.
Estos centros eran pura y simplemente campos de exterminación, es decir, que todos los seres humanos que seguían aquel camino eran lleva dos a la muerte inmediatamente, tanto si se trataba de niños, de viejos o de hombres jóvenes. Pero, al mismo tiempo, un poco más lejos, al Oeste, en la parte de Polonia anexionada por el III Reich, se aplicaba un método más perfeccionado: el asesinato acompañado por la previa explotación de la mano de obra apta, hasta la llegada de la muerte. Si los cuatro campos polacos proceden, tal como lo acabamos de ver, del «programa de eutanasia» alemán, el campo de Auschwitz puede calificarse de centro mixto, ligado desde muchos puntos de vista al sistema de campos de concentración nazis e integrándose, a la vez, con la industria de guerra alemana. Es necesario, ahora, decir algunas palabras sobre este sistema.
Puede decirse que los dos fundamentos ideológicos del hitlerismo con sistían en un nietzscheísmo primario que, del pensamiento del autor de Zarathustra, solamente había conservado el elogio de la «bestia rubia», y en un pseudodarwinismo según el cual esta bestia cruel debía dominar el universo, de acuerdo con las leyes de la selección natural y con la condi ción de echar una mano a la naturaleza. Una metafísica de este tipo era perfectamente adecuada a un adiestramiento militar, con el que sueñan muchos suboficiales en los cuarteles de todos los países; los nazis convirtieron rápidamente el suyo en un inmenso cuartel, con los SS como supre mos vigilantes y los campos de concentración en batallones penitenciarios, con el fin de corregir los descontentos. He aquí como Himmler, en un discurso secreto pronunciado en 1943 ante los jefes de los SS, describía el ideal de virtud de su cofradía:
…Hay un principio que debe constituir una regla absoluta para las SS ante las gentes de nuestra misma sangre, con la exclusión de todas las demás sangres: debemos ser honrados, correctos, leales y buenos camaradas. La sangre de un ruso o de un checo no me interesa en absoluto. La sangre de buena calidad, de la misma naturaleza que la nuestra, que los demás pueblos puedan ofrecernos, la tomaremos y, si es necesario, cogeremos sus hijos y los educaremos entre nosotros. Me es totalmente indiferente saber si las otras naciones viven prósperas o se mueren de hambre. Esto me interesa solamente en la medida en que estas naciones nos son necesarias como esclavas de nuestra cultura. Que 10.000 mujeres rusas caigan de agotamiento cavando una fosa antitanques, me es totalmente indiferente, siempre y cuando la fosa se lleve a cabo. Evidentemente, no se trata de ser duro y despiadado inútilmente. Nosotros alemanes, que somos los únicos que tratamos correctamente a los animales, trataremos correctamente a los animales humanos. Pero sería un crimen contra nuestra sangre preocuparse de ellos, darles un ideal que preparase a nuestros hijos y a nuestros nietos tiempos más difíciles…
Este ideal de corrección alemana, según Himmler, era particular mente difícil de observar en el caso de los judíos. Añadía en efecto:
…Quisiera hablar también de la evacuación de los judíos, de la exterminación del pueblo judío. He aquí algo sobre lo cual es fácil hablar. «El pueblo judío será exterminado, dice cada miembro del partido, esto está claro, está en nuestro programa; lo haremos.» Y luego vienen 80 millones de buenos alemanes y cada uno tiene su «buen judío». «Evidentemente, los demás son unos puercos, pero éste es un judío de buena calidad.» Ninguno de los que hablan así ha visto los cadáveres, ninguno estaba presente. La mayoría de vosotros sabe lo que es ver un montón de 100 cadáveres, o 1.000. Haber pasado por eso y, al mismo tiempo, con las reservas debidas a la debilidad humana, ser todavía correctos, he aquí lo que nos ha endurecido…
Es una página gloriosa de nuestra historia, que jamás ha sido escrita y que jamás lo será…
Pero esta historia es también la del nacional-socialismo alemán, que predicaba la dureza y la violencia como virtudes alemanas esenciales. ¿No soñaba Adolfo Hitler en un hombre completamente nuevo, en «una juventud dura, violenta y cruel… con la fuerza y la belleza de las jóvenes fieras [3] …»?Desde el advenimiento del régimen hitleriano, estas virtudes fueron inculcadas a los SS en los campos de concentración, en los cuales se internaba a los adversarios políticos y a los judíos. Su vigilancia estuvo confiada a la división de élite SS «Calavera», mandada por Theodor Eicke. Los primeros campos (Dachau, Oranienburg, Buchenwald) sirvieron de escuela de endurecimiento y de asesinato; fueron un lugar de selección y de educación de los guardianes. Según Rudolf Hoess, el futuro comandante de Auschwitz:
Eicke quería suprimir en los SS todo sentimiento de piedad para con los prisioneros. Sus discursos, las órdenes en las cuales insistía sobre el carácter criminal y peligroso de la actividad de los internados, no podían quedar sin efecto. Adoctrinados sin cesar por él, los tipos primitivos y rudos poseían para con los prisioneros una antipatía y un odio difícilmente imaginables para la gente de fuera. La influencia de Eicke se dejó sentir en todos los campos de concentración, sobre toda la tropa y los oficiales SS allí destinados, y produjo su efecto, incluso muchos años después de que Eicke abandonase su puesto de inspector [4] …
De esta forma, millares de SS fueron adecuadamente trabajados, cuando el campo de concentración de Auschwitz fue creado en el territorio de la Polonia anexionada, a unos cincuenta kilómetros de Cracovia, en la primavera de 1940.
No hay comentarios:
Publicar un comentario