sábado, 7 de marzo de 2020

"Los perdidos y los desesperados", de Charles Bukowski


Fotograma de "Beau geste" (1939), de W. A. Wellman
       LOS PERDIDOS Y LOS DESESPERADOS

era agradable ser niño en la oscuridad del cine,
resultaba mucho más fácil penetrar en aquel
sueño.
las que más me gustaban eran las películas sobre la legión extranjera
francesa, y daban muchas en aquella
época.

me encantaban los fuertes y la arena y los hombres
perdidos y desesperados.
eran hombres valientes, de ojos
hermosos.

nunca veía hombres como aquéllos
en el vecindario.
los hombres del barrio eran desgraciados y
cobardes, y andaban encorvados y
rabiosos.

pensaban alistarse en la legión extranjera francesa.

ocupaba mi asiento en la oscuridad del cine y era
uno de ellos.

llevábamos días luchando sin comida
y con muy poca 
agua.

había muchísimas bajas.

nuestro fuerte estaba rodeado y sólo quedábamos
unos pocos.
apoyamos a nuestros camaradas muertos contra los muros, con
los rifles apuntando al
desierto,
para que los árabes pensaran que no habían
matado a muchos.
si no lo hubiéramos hecho así, nos habrían 
arrollado.

íbamos de muerto en muerto
disparando los rifles,
a nuestro sargento lo habían herido
3 ó 4 veces pero
aún daba órdenes
a gritos.

luego murieron gallardamente algunos más, y ya
sólo quedábamos los dos últimos
(uno de ellos, el sargento), pero
seguimos luchando, hasta que se nos acabaron las
municiones; entonces los árabes empezaron a escalar
los muros. los derribamos
a culatazos, pero más y más seguían 
trepando, eran
demasiados, estábamos
perdidos, no teníamos ninguna posibilidad. ¡entonces sonó una
CORNETA!
¡llegaban refuerzos!
¡frescos y descansados a lomos de caballos
atronadores!
cargaron en masse por la arena
cientos de ellos,
con sus uniformes brillantes, centelleantes,
y los árabes se desperdigaron muros abajo,
en pos de sus caballos y de sus
vidas,
aunque la mayoría estaban
condenados.

el sargento que sabía que habíamos vencido, agonizaba
en mis brazos:
"Chinaski", me dijo, "¡el fuerte es
nuestro!"
sonrió débilmente, inclinó la cabeza y
expiró.
luego volví a casa.
a mi habitación.
un tipo encorvado, desgraciado y rabioso
entró y dijo:
"sal y corta el césped.
¡sobresale una brizna de hierba!"

allí, en el jardín,
pasé repetidamente el cortacésped
por la brizna de hierba,
adelante y atrás,
adelante y atrás,
preguntándome por qué estarían tan lejos
aquellos valientes de hermosos ojos,
preguntándome si aún seguirían allí
cuando llegara.

(Charles Bukowski, Poemas de la última noche de la tierra,
traducción y prólogo de Eduardo Moga, DVD, Barcelona, 2004)


Charles Bukowski (imdb.com)
Charles Bukowski (Andernach, 1920- San Diego, 1994) fue un prolífico escritor estadounidense  de origen alemán, en cuya bibliografía, de más de cincuenta títulos, se cuentan poemas, novelas, libros de relatos, compendios epistolares y una autobiografía (Shakespeare Never Did This), ampliada en sucesivas ediciones.
Hijo de un soldado norteamericano de ascendencia polaca y de una alemana, sus padres marcharon a Estados Unidos en 1922 y fijaron su residencia en California, estado donde pasaría Bukowski el resto de su vida. Vivió una infancia desgraciada debido a la pobreza y a la incomprensión y las palizas de su padre, un hombre muy estricto, resentido y, en ocasiones, violento; en la adolescencia el acné le desfiguró la cara, convertida para siempre, como escribe en un poema, en "el rostro de Frankenstein", y pasó sus años de juventud viajando en autobuses desvencijados, trabajando en empleos precarios y durmiendo en pensiones miserables. Estas circunstancias explican el sentimiento de desengaño y soledad que impregna toda su obra.
Considerado el padre del realismo sucio y convertido después en autor de culto, estuvo durante dos décadas publicando sus poemas y relatos en revistas marginales. En 1960 consiguió publicar su primer poemario, Flower, Fist and Bestial Wail, que reunía poemas juveniles. A este siguieron otros treinta y cinco poemarios más, que fue intercalando con seis novelas y otros tantos volúmenes de cuentos. Para ello resultó esencial  el acuerdo al que llegó en 1968 con John Martin, administrador de una empresa de artículos de oficina, que decidió crear la editorial 'Black Sparrow Press', para publicar sus libros, y pagarle un sueldo de cien dólares semanales durante toda su vida, a condición de que abandonara su trabajo en correos  y se dedicara a escribir.

Personaje bronco, irreverente y nihilista, protagonizó borracheras, peleas e idilios tormentosos; fue ingresado en hospitales a causa del alcohol, y encarcelado por rehuir su alistamiento durante la Segunda Guerra Mundial. Mereció la reprobación de  sus superiores cuando era empleado de correos y fue investigado por el FBI por su vida disoluta y sus escritos lujuriosos, como recuerda Eduardo Moga, quien afirma:

Bukowski representaba la última encarnación del poeta maldito, airado con el mundo y enemigo de las servidumbres sociales. Su figura -que ha inspirado sendas películas  de Barber Schroeder (Barfly, protagonizada por Mickey Rourke) y Marco Ferreri (Ordinaria locura)- cobró dimensiones legendarias con su participación en Apostrophe, el no menos legendario programa de libros de la televisión francesa, dirigido y presentado por Bernard Pivot, en el que insultó a los contertulios, ingirió dos botellas de vino [...], desquició a Pivot y abandonó, entre gritos, el programa, para esgrimir, a la salida de los estudios, un cuchillo de grandes dimensiones.
Tanto su poesía como su narrativa contienen muchos elementos autobiográficos y recogen las obsesiones que lo acompañaron a lo largo de su vida, como señala E. Moga:
el alcohol y las mujeres, el béisbol y las carreras de caballos, Hemingway y la música clásica, los coches y los gatos, la detestación del trabajo y su voluntad ciega de ser escritor.
Cartero (1970) fue su primera novela, a la que siguieron otras cinco -Factótum (1975), Mujeres (1978), La senda delperdedor (1982), Hollywood (1989) y Pulp (1994)-, todas ellas protagonizadas por Henry Hank Chinaski, alter ego del autor, que también está presente en sus poemas.  Sus relatos están recogidos en volúmenes como Escritos de un viejo indecente (1969), Erecciones, eyaculaciones y exhibiciones (1972), La máquina de follar (1972) o Las campanas no doblan por nadie (2015).

Pero Bukowski es ante todo poeta, autor de una poesía sobria, directa y confesional, recogida en libros capitales de la lírica  norteamericana contemporánea, entre los que se encuentran Los días pasan como caballos salvajes sobre las colinas (1969), Arder en el agua, ahogarse en el fuego (1974), El amor es un perro del infierno (1977) o Poemas de la última noche de la tierra (1992), último poemario publicado en vida. Sus poemas tratan casi siempre "del dolor de vivir, de la frustración, de la miseria; y, en Poemas de la última noche de la tierra, de la decrepitud y de la muerte", como observa E. Moga, quien añade:

El yo poético que Bukowski despliega en sus poemas no confía en nadie: es un personaje abandonado, sin esperanza ni creencias; tampoco, por supuesto, en Dios. Pero esta íntima desolación no sólo se manifiesta en lo que dice  y en cómo lo dice -lamentos, insultos, tacos-, sino también en lo que calla: en las interrupciones y los silencios.
Moga señala como características de su poesía -en la que se percibe la influencia de Hemingway, junto a la de E. E. Cummings William Carlos Williams-  su carácter narrativo, el uso de la elipsis, la ausencia de tropos, y una ilación retórica que descansa en la coordinación y el diálogo. Junto a ello, destaca el tono conversacional, plagado de coloquialismos, y el empleo de un lenguaje crudo e, incluso, soez, además de una puntuación que califica de "azarosa". Características todas ellas que el lector podrá identificar en el poema seleccionado.

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