sábado, 7 de marzo de 2020

"Happy New Year", de Julio Cortázar


Foto: Jeanloup Sieff


Happy New Year

Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.

                                                   31 de diciembre de 1951

 De Salvo el crepúsculo, 1984

Julio Cortázar (1967)./ Sara Facio [wikipedia]

Julio Cortázar
, uno de los grandes renovadores de la narrativa hispanoamericana,  fue escritor, traductor y guionista argentino. 

De padres argentinos, nació en Bruselas en agosto de 1914, pues su padre era agregado comercial en la embajada argentina en Bruselas. Su nacimiento coincidió con la ocupación de la ciudad por los alemanes durante la Primera Guerra Mundial. Los Cortázar  se refugiaron en Suiza y poco después en Barcelona, hasta que en 1918 pudieron regresar a su país. Pasó el resto de su infancia y su adolescencia en el suburbio bonaerense de Banfield, junto a su madre, su única hermana y su abuela, pues su padre los abandonó cuando Cortázar tenía seis años. Fue una etapa poco feliz para él, un joven enfermizo que pronto encontró refugio en la lectura y se convirtió en un escritor precoz.

Se formó como maestro (1932)  y profesor en Letras (1935) en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta. Comenzó la carrera de Filosofía y Letras en 1935, pero la abandonó para trabajar y ayudar a su madre. Impartió clases en  Bolívar, Saladillo, en la Escuela Normal de Chivilcoy y, desde 1944,  en la Universidad Nacional de Cuyo, en la ciudad de Mendoza, trabajo que tuvo que abandonar por motivos políticos. Publicó artículos y relatos en revistas literarias. Tras conseguir en 1948  el título de traductor público de inglés y francés, emigró para siempre a París en octubre de 1951, becado por el Gobierno francés.  En diciembre de 1952 se le unió en París Aurora Bernárdez,  traductora argentina de ascendencia gallega a quien había conocido en 1948. Habían iniciado una relación antes de la marcha de Cortázar y habían planeado viajar juntos a París, donde contrajeron matrimonio civil el 22 de agosto de 1953.  Poco después, Cortázar consiguió trabajo como traductor temporal de la UNESCO, entidad para la que trabajó también Aurora. Juntos viajaron por distintos países y vivieron la época más fecunda del escritor. En los años 60 se ocupó de la traducción, considerada canónica, de la obra en prosa de Edgar Allan Poe para la Universidad de Puerto Rico.
En 1967 el matrimonio se separó y Cortázar se unió a la lituana Ugné Karvelis, con la que no se casó, y en 1970, tras divorciarse de Aurora, contrajo matrimonio con la fotógrafa y escritora Carol Dunlop.  En esta época manifiesta un enorme interés por la política, interés que se había  despertado con su viaje a Cuba en 1963 y que le llevó a donar los derechos de autor de alguna de su obras a los presos políticos de diferentes países. En 1970 visitó el Chile de Salvador Allende y, un año después, se opuso junto a un grupo de escritores a la detención del  cubano Heberto Padilla. En 1974 se manifestó a favor de la libertad  de Juan Carlos Onetti, detenido por la dictadura argentina por formar parte del jurado que premió el cuento "El guardaespaldas" de Nelson Marra. En 1973 publicó su novela más comprometida políticamente, El libro de Manuel, galardonado en 1974 con el Premio Médicis Étranger, cuyo importe donó al Frente Unificado de la resistencia chilena. Ese mismo año formó parte del Tribunal Russell reunido en Roma para estudiar la violación de los Derechos Humanos en América Latina. En 1976 viajó clandestinamente  a Nicaragua para entrevistarse con los dirigentes del Frente Sandinista Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez.
Cortázar, en el Pont Neuf de París./ Antonio
Gálvez
En 1981 el presidente Mitterrand le otorgó la nacionalidad francesa. La muerte de Carol en noviembre de 1982 lo sumió en una profunda depresión, a pesar de lo cual, en 1983, una vez acabada la dictadura, pudo viajar por última vez a su país. Murió en París el 12 de febrero de 1984 a causa de la leucemia y fue enterrado en el cementerio de Montparnasse. Aurora Bernárdez (1920-2014), que lo acompañó tras la muerte de Carol, fue la heredera única de su obra publicada y su albacea literaria.
Cortázar fue un maestro del relato breve, género en el que destacó tempranamente. En sus primeros cuentos es evidente la influencia de Borges; sin embargo, Cortázar se centra en sucesos cotidianos y personajes normales, afectados de pronto por fenómenos o presencias extrañas, que ellos no consideran como anormales. Esos hechos extraordinarios que irrumpen en la vida cotidiana desbordan el racionalismo de los lectores, haciéndoles sentir la presencia de otra causalidad, la mágica,  y desvelando facetas desconocidas de la realidad. Reunió sus cuentos en varios volúmenes: Bestiario (1951), Final del juego (1956), Las armas secretas (1958, que incluye la novela corta El perseguidor, obra maestra del género), Todos los fuegos el fuego (1966), Últimoround (1972), Octaedro (1974), Alguien que anda por ahí (1977), Un tal Lucas(1979) y Queremos tanto a Glenda (1981).
Aurora y Cortázar, en la India, 1956
(elpais.com)
Cortázar es autor asimismo de una de las novelas más innovadoras de la literatura hispanoamericana contemporánea, Rayuela (1963), obra dividida en tres partes -de una de las cuales se puede prescindir, según el escritor-, y en 155 capítulos que se pueden leer en dos órdenes distintos. Una novela vanguardista que narra la historia de amor entre el argentino Horacio Oliveira y la figura prodigiosa de la Maga, en la que se utiliza la técnica del collage, distintos tipos de narrador o rupturas temporales. Escribió también libros de difícil clasificación como la original Historias de cronopios y de famas (1962) o La vuelta al día en ochenta mundos (1967).
La poesía, que empezó a escribir a los doce años, fue la gran pasión de Cortázar, según Aurora Bernárdez, para quien  Cortázar era poeta hasta cuando escribía en prosa. Sin embargo, la brillantez de su  narrativa, por una parte,  y la timidez del escritor  para mostrar unos versos que descubren sus más profundos sentimientos, por otra, explica el olvido de su obra poética, reunida en tres poemarios. En 1938 publicó, con el seudónimo de Julio Denis, Presencia, un libro de sonetos, al que siguieron Pameos y meopas (1971) y Salvo el crepúsculo (1984), cuyo título procede de un haiku  Basho. Se trata de una poesía muy próxima a sus vivencias personales: "La mejor biografía que uno puede encontrar sobre Julio Cortázar está en sus poemas", en opinión de Aurora Bernárdez, lo que  el poema seleccionado ilustra a la perfección. Incluido en la sección "Ars Amandi" de Salvo el crepúsculo,  fue compuesto 31 de diciembre de 1951, la primera noche de fin de año que Cortázar pasó en París, lejos de sus tierra y de las personas queridas. Por ello el yo poético expresa su nostalgia de la persona amada  y su deseo de tenerla con él en un momento tan especial.
Carol Dunlop y  Julio Cortázar. Fotografía incluida en el libro
Los autonautas de la cosmopista. © Fondo Aurora Bernárdez, CGAI
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