Estas fueron algunas de las últimas palabras pronunciadas por Gustav Mahler antes de morir: "Ich habe ein Papier gelebt", "Viví una vida de papel". Tal vez cualquier escritor o músico digno de ese nombre pensó algo como esto. Sin embargo, en palabras de Mahler, también creo que un sentimiento de culpa se hizo eco de no haber entendido completamente a la mujer de la que había estado locamente enamorado: su esposa Alma Schindlet, en ese momento considerada la mujer más bella de Viena. Alma lo había traicionado con Walter Gropius, el futuro fundador de la Bauhaus; y justo al final de la vida de Mahler, las declaraciones de amor por ella se multiplican. En el manuscrito de la Décima Sinfonía encontramos las palabras "Für dich leben, für dich sterben", "Para que vivas, para que mueras". De hecho, es aterrador pensar que la realización de una vocación artística dominante, destinada a aumentar el patrimonio de la humanidad, siempre implica el sacrificio de una criatura humana.
Marco Ninci
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