SE PRESENTA UN NUEVO ESTUDIO SOBRE SU TRAYECTORIA |
EFE
PRAGA.- El germanista e hispanista checo Petr Cermak, una de las autoridades eslavas en torno a la figura de Franz Kafka, arroja en su última obra nueva luz sobre el genial escritor, cuya "grandeza está aún por descubrirse", según sus propias palabras.
Al inicio de una exposición organizada por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), Cermak presentará en Praga su libro ‘Franz Kafka: mitos y mistificaciones’, el cual supone "una cierta contribución para que ciertos equívocos (entre otros, sobre su orientación política y filosófica) no se difundan en trabajos divulgativos", explica Cermak.
Así, con la popularización del escritor "se divulgó la idea de que Kafka mantuvo estrechos contactos con el movimiento anarquista praguense", algo que en opinión de Cermak es "carente de fundamento".
"También se dijo que visitaba el círculo filosófico de (Franz)Brentano, situado en lo que es hoy el Café Louvre", si bien a Kafka "no le gustaba el pensamiento ni la expresión abstracta, sino que era un genio de la descripción", indica el académico checo, que lleva cuatro décadas estudiando la obra del célebre prosista.
Es a partir de los años cincuenta cuando se produce el "'boom' de Kafka, sobre todo tras el entusiasmo que despertó el autor entre miembros de la emigración judía después de la Segunda Guerra Mundial".
Según Cermak, comienzan entonces a circular equívocos sobre el hasta el entonces casi desconocido autor praguense, exponente de la simbiosis cultural checo-judío-alemana que hizo célebre a la capital de Bohemia.
Añade que algunas de esas desinformaciones surgieron de la pluma de "investigadores, aficionados,legiones de seguidores y viajes organizados", e hizo que se "inventaran historias, ya que el entusiasmo era más fuerte que la realidad".
En concreto, Cermak alude a la obra de los "mistificadores checos" Michal Mares y Gustav Janouch, quienes trataron de atribuirse la exégesis de Kafka.
En su obra de investigación "Conversaciones con Kafka", y que ha sido traducida a veinte lenguas, Janouch "llegó a construir citas literales" del escritor, famoso por 'El Proceso', 'El castillo' o 'Metamorfosis', indica Cermak.
Por otro lado, y a pesar de escribir en alemán, "Kafka tenía excelentes vínculos con el checo, quería al país y mantuvo un gran contacto con el mundo bohemio", señala el experto, quien trata ahora de desvelar "el influjo checo en Kafka, algo no suficientemente conocido" por razones del idioma.
En la muestra de Praga aparecen "27 cartas oficiales en checo, redactas con ayuda, y de las cuales sólo una pequeña parte son espontáneas", ya que "Kafka no dominaba el checo literario y tenía más bien un vocabulario de la calle", asegura el germanista.
"Se puede decir con seguridad que lo leía (el checo), lo hablaba", ya que ambos padres lo conocían también, aunque "su campo de expresión literaria era el alemán", añade.
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