Interlocutor: ¿Pueden un hombre y una mujer vivir juntos, tener relaciones sexuales e hijos, sin toda la amargura, la confusión y el conflicto inherente a una relación de ese tipo? ¿Es posible que ambos tengan libertad? Por libertad, no me refiero a que tengan aventuras con otros. Generalmente, la gente se junta y se casa porque se enamora, y en eso hay deseo, elección, placer, posesión y un impulso tremendo. La naturaleza misma de este enamoramiento lleva desde el principio las semillas del conflicto.
Krishnamurti: ¿Es así? ¿Tiene que ser así? Lo cuestiono profundamente. ¿No puede enamorarse sin tener una relación posesiva? Yo amo a alguien, y esa persona me ama, y nos casamos; es así de simple y no hay ningún conflicto en ello. Cuando hablo de casarse, me refiero también a vivir juntos, no nos quedemos atrapados en las palabras. ¿Se puede tener lo uno sin lo otro, o sea sin todo lo que arrastra? ¿Acaso no pueden dos personas enamorarse y ser lo suficientemente inteligentes y sensibles como para que haya libertad en vez de un centro que genere conflicto? El conflicto no forma parte del enamoramiento. El enamoramiento no puede conllevar ningún conflicto en absoluto. No hay ninguna pérdida de energía cuando uno está enamorado. La pérdida de energía surge de lo que se arrastra, de lo que le sigue: los celos, la posesión, la sospecha, la duda, el temor a perder ese amor, la constante demanda de seguridad. Claro que debe de ser posible funcionar en una relación sexual con alguien que uno ama sin la pesadilla que le suele seguir. Por supuesto que es posible.
Boletín 3 de la Krishnamurti Foundation Trust, 1969
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